LA VERDAD ACERCA DEL PURGATORIO
- Jorge H. Ulloa
- 12 jul 2017
- 9 Min. de lectura
De generación en generación, la tradición nos ha hablado de un lugar espiritual entre el cielo y el infierno llamado PURGATORIO. Se dice que este es un sitio a donde se dirige el alma de las personas después de la muerte, donde se paga una condena y se purifican o "purgan" las penas o pecados antes de ir al cielo. Una de las referencias que tenemos de este sitio se encuentra en la novela insignia de Dante Alighieri "La divina Comedia" (Florencia, c. 29 de mayo de 1265 - Rávena, 14 de septiembre de 1321). pero, ¿existe realmente el Purgatorio?
¿CÓMO SABEMOS SI EL PURGATORIO ES REAL?
Lo primero que debemos tener claro es que Dios nos ha dejado Su Palabra (Las Escrituras, La Biblia) como la máxima autoridad para que como seres humanos conozcamos al único Dios Verdadero, aprendamos todo lo necesario para que nos conduzcamos en esta vida y logremos la salvación que es el fin máximo de nuestra existencia. Vale la pena aclarar que la Palabra de Dios es perfecta (Proverbios 30.5; Salmo 19.7) y por ende no se contradice ella misma; por tanto, los libros que constituyen Las Escrituras (El Cánon Sagrado) deben mantener igualmente una armonía (son 39 libros del A.T. y 27 del N.T.). Teniendo esto en cuenta, la única base que debemos tener para aceptar una creencia como verdadera o falsa son Las Escrituras.
Asimismo, es necesario considerar el hecho que las personas se dejan llevar por el error porque su amor por una institución o una persona es mayor que su amor por Dios. En otras palabras, los fieles le creen más a una iglesia o a una religión y a las declaraciones de una persona o un sacerdote/ministro que a lo que Dios dice en Su Palabra. Y esto también es idolatría; por eso dice la Escritura "Así dijo el SEÑOR: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del SEÑOR... Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor" (Jeremías 17. 5, 7).
Dicho esto, miremos lo que dicen las Escrituras en cuanto a la vida después de la muerte y la salvación, con el fin de concluir si el Purgatorio es real o no.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DEL PURGATORIO?
1. El sacrificio de Cristo fue perfecto, y por ende, nuestra salvación también es perfecta.
En el Antiguo Testamento se practicaba el Antiguo Pacto, el cual consistía en el sacrificio de animales con el fin de purificarse y obtener perdón de pecados. En el Nuevo Testamento, hay un Nuevo Pacto, el cual es el sacrificio de Cristo (el cordero de Dios) quien se entregó a sí mismo para limpiarnos de nuestros pecados con su sangre; por lo cual, ya no hay necesidad de realizar sacrificios, penitencias, purificaciones ni nada por el estilo con el fin de obtener el perdón de pecados dado que Cristo ya lo hizo por nosotros de forma perfecta.
11 Pero ya Cristo vino y se ha convertido en el Jefe de sacerdotes, y a él le debemos todo lo bueno que ahora nos pasa. Porque el santuario donde él es sacerdote, es mejor y perfecto. No lo hizo ningún ser humano, así que no es de este mundo. 12 Cristo no entró a ese santuario para ofrecer a Dios la sangre de animales, sino para ofrecer su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre; de ese modo, de una vez por todas nos libró del pecado. 14 ... Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha ni pecado. Su sangre nos purifica, para que estemos seguros de que hemos sido perdonados, y para que podamos servir a Dios, que vive para siempre.
(Hebreos 9:11-12,14 TLA)
"4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,
y su amor para con los hombres,
5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
(Tito 3:4-7)
Es claro entonces que el sacrificio de Cristo nos purifica "de una vez por todas" para que "estemos seguros de que hemos sido redimidos"; además, que hemos sido justificados por su sangre y mediante la obra del Espíritu Santo (por fe y no por nuestras propias obras, méritos o sacrificios). Por lo tanto, la idea de un Purgatorio para purificar nuestros pecados "faltantes" es contradictorio con lo que nos dice Dios en Su Palabra.
2. Somos salvos en vida a través de Jesucristo.
La salvación no se refiere solamente a la vida eterna después de la muerte. La Biblia nos enseña que la salvación comienza en vida y para ello Dios nos ha dado el Espíritu Santo como garantía (Efesios 1:13-14). Cuando entregamos nuestra vida a Jesucristo, nos convertimos en una nueva criatura (2 Corintios 5:17) y empezamos a disfrutar de los beneficios de una vida nueva en Cristo (Marcos 10:29-30; Efesios 2:15; Romanos 6:4; 7:6).
"29 Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio,
30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna."
(Marcos 10:29-30)
Igualmente, dado que la Biblia nos dice que tenemos que estar seguros de nuestra salvación (Hebreos 9:14), es decir, que debemos tener una fe verdadera y creer que en verdad Jesucristo nos ha perdonado y regalado la salvación, así mismo las Escrituras nos dicen que, al haber recibido nosotros el regalo de la salvación, ya no estamos destinados a ser condenados, ni estando vivos aquí en la tierra ni en la vida eterna después de la muerte.
"9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él."
(1 Tesalonicenses 5:9-10)
Por tanto, si la Escritura nos dice que somos salvos ya sea que estemos vivos ("velemos") o muertos ("durmamos"), entonces la idea de un Purgatorio para pagar por mis pecados (por los que Cristo ya pagó) es contradictorio con la Palabra de Dios y una ofensa a Cristo, ya que estaríamos afirmando que su sacrifico no es suficiente.
3. Somos salvos cuando nos arrepentimos, aceptamos el sacrificio que Jesucristo hizo por nosotros, y lo recibimos a Él como nuestro único Señor y Salvador.
En el momento que entregamos a Jesús nuestras vidas, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros dándole vida a nuestro espíritu muerto (1 Corintios 3:16; Efesios 2:5); eso es lo que la Biblia llama "el Nuevo Nacimiento" o la "regeneración" (Juan 3: 3,5; 1 Juan 5:1). En ese momento, nos convertimos en hijos de Dios; todos somos "criaturas" o "creación" de Dios, pero no todos son hijos (Juan 1:12-13; Juan 8:44).
"Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor"
(Hechos 3:19)
"8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado."
(Romanos 10:8-11)
"42 Y (el criminal) dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso."
(Lucas 23: 42-43)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
(Juan 3:16)
La Biblia es clara cuando afirma que si me arrepiento de mis pecados, creo que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 20:31), acepto el sacrificio que Él hizo por mí en la cruz (Romanos 5:8; Colosenses 1:13-14) y lo recibo como mi único Señor y Salvador (Juan 14:6; Hechos 4.12; Juan 20:28) en mi corazón (Efesios 3:17-19), en ese momento soy salvo, es decir, me convierto en hijo de Dios (Juan 1:12-13) y paso de muerte a vida. Y al ser salvo, ya no soy condenado.
"En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida."
4. Las Escrituras solamente hablan de dos lugares: uno para salvación y otro para condenación.
Hablando del juicio de las naciones, Jesucristo dijo: "Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda"... "E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna." (Mateo 25:33,46).
5. Cuando una persona muere, va inmediatamente al cielo (si se arrepintió en vida y aceptó a Jesucristo como su único Señor y Salvador) o al infierno (si murió en sus pecados, sin arrepentirse, sin aceptar a Jesucristo para salvación).
“… de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio…”
(Hebreos 9.27)
¿ DE DÓNDE SURGIÓ LA CREENCIA DEL PURGATORIO?
La Biblia nos dice que no debemos añadirle ni quitarle a La Escritura (Apocalipsis 22.18-19); no obstante, muchas religiones basadas en la tradiciones, infalibilidad papal, Concilios, etc., han inventado dogmas que no tienen fundamento alguno en las Escrituras (cambiándolos a través de la historia para ajustarlos a sus doctrinas) con el fin de satisfacer sus deseos económicos y de poder. Estos dogmas se han difundido a través de Encíclicas Papales, Catecismos, diferente literatura y la aceptación de libros antiguos que no pertenecen al Canon Sagrado debido a su inconsistencia con la sana doctrina incluida a lo largo de las Escrituras. Algunos de estos, son los llamados Libros Deuterocanónicos, Apócrifos o Pseudoepigráficos.
En uno de estos libros apócrifos, se incluye una aparente referencia al Purgatorio. La cita es la siguiente:
43 También recogió unas dos mil monedas de plata y las envió a Jerusalén, para que se ofreciera a Dios un sacrificio por el perdón de los pecados. Hizo esta justa y buena obra, porque estaba pensando en la resurrección.
44 Si Judas no hubiera creído que aquellos soldados muertos resucitarían, habría sido inútil orar por ellos.
45 Pero como él creía que los que mueren sirviendo a Dios reciben una gran recompensa, entonces lo que hizo fue útil y bueno. Por eso mandó ofrecer ese sacrificio en favor de los muertos, para que Dios les perdonara su pecado.
(2 Macabeos 43-45)
Al parecer, con base en este pasaje, el dogma acerca del Purgatorio tiene su origen en el Concilio de Florencia (1439) y confirmado en el Concilio de Trento (1536), aunque hay una referencia más antigua acerca de purgar las penas en el II concilio de Lyón (1274). Sin embargo, es curioso que Dante Alighieri naciera en Florencia (ciudad donde tuvo lugar el Concilio de 1439) y además que éste viviera en una época anterior (1265 - 1321), lo cual sugeriría que el dogma surgió igualmente con base en la novela La Divina Comedia.
No obstante, es necesario dar una mirada a la historia oscura de la religión romana con el fin de entender el porqué de estos dogmas que contradicen las Escrituras.
En el Siglo XVI la iglesia Romana necesitaba recaudar fondos para construir la Basílica de San Pedro, pero ¿de dónde iban a salir los recursos? ¡De sus feligreses! No obstante, para poder llevar a cabo esta recolección era necesario una transacción como en cualquier negocio, pues no todas las personas tienen un corazón tan bondadoso para hacer grandes donaciones o están dispuestas a arriesgar sus bienes y riquezas a cambio de nada. Fue entonces cuando, con base en la doctrina del Purgatorio, el Papa León X designó a Johann Tetzel (1465-1519) para liderar la venta de indulgencias (Woodrow, Ralph. "Babilonia, Misterio Religioso". Página 103).
La proclamación que Tetzel hacía era: "Tan pronto como su dinero suena en el fondo de la caja, el alma atormentada en el purgatorio, vuela". Esta es obviamente una manera cruel de aprovecharse del dolor ajeno con el fin de conseguir un beneficio económico. Si usted tuviera un familiar difunto y le dijeran que con dinero aliviaría el tormento de su alma en llamas, ¿no vendería usted todo lo que tiene para que su pariente saltara del purgatorio al cielo?
Podemos concluir entonces que, de acuerdo a las Escrituras, no hay razón para creer en la existencia de un Purgatorio; más aún, creer en su existencia es una ofensa al sacrificio perfecto que Jesucristo realizó por nosotros en la cruz. En otras palabras, la purificación de nuestros pecados a través de Jesucristo es perfecta porque la obra que Él hizo en la cruz fue perfecta, y por ende, la existencia de un Purgatorio es innecesaria y una mera invención de la religión romana con fines netamente egoístas y crueles.
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